La lectura es un tema de muchas reflexiones y opiniones entre compañeros y profesionales.
En Infantil cada vez afrontamos este aprendizaje antes.
Empezamos en tres años con el propio nombre y el de sus compañeros para pasar después a palabras significativas para ellos y después ya vienen las sílabas, fonemas...
No todos afrontan este aprendizaje de la misma manera, algunos niños están muy motivados y preguntan y quieren saber como se escribe una palabra o que pone en una etiqueta..,.pero sin embargo a otros no les llama nada la atención y tenemos que aprender a trabajar con ello.
Pero lo que sí siempre me ha gustado en estas edades es observar como a cada uno se le va encendiendo la lucecita y empiezan a descifrar cada uno a su ritmo ese código secreto que era la lectura.
Siempre me ha parecido fundamental la motivación para querer aprender a leer y que descubrieran que detrás de esas letras se abre todo un mundo de posibilidades.
En tres años la lectura de cuentos les apasiona, pero yo disfrutaba cuando en su juego libre alguno de ellos se sentaba en mi silla de leer cuentos y rodeados de varios amigos o solos, se disponían a contar el cuento haciendo como que leían y los demás escuchaban. O cuando venía un niño diciendome que ya sabía leer y cogía su papel y me narraba un montón de historias.
Otras actividades que recuerdo como muy motivantes eran:
Elaborar una lista de palabras bonitas, entre todos, que yo escribía y que poníamos en la pared y a la que se acercaban cuando querían mandar un mensaje secreto a un amigo.
O hacían en casa cartas para echarlas en nuestro buzón de clase y que se repartían en la asamblea.
En esas cartas ya aparecían junto a sus dibujos y purpurinas sus primeras letras y palabras.
Pero que pasa después?...
Cuando llegan a primaria hay muchos niños que dejan de leer, que esos cuentos ya no les motivan, que ahora ven el libro como un resumen que tienen que hacer después,que se ha perdido la magía y lo ven más como una tarea escolar.
No siempre es así, afortunadamente y nosotros tenemos que aprender a respetar sus gustos, ser conscientes que hay temporadas que les apetece leer más que otras o que hay libros que les gustan más y si un libro no les gusta puedan dejarlo sin terminar.
Sobre esto he encontrado un artículo en la revista Kireei que me ha parecido interesante y que os dejo
aquí por si queréis leerlo.